Mantener un campo en buenas condiciones hasta que llegue el momento de cosechar es un reto considerable, ya que la cantidad de factores que pueden causar pérdidas es notable. Debido a los hongos, las condiciones climáticas adversas, las plagas o las malas hierbas, el uso de insecticidas, fungicidas o herbicidas es clave para mantener las plantas de forma óptima.
Las malas hierbas son uno de los mayores problemas, puesto que estas ocupan el espacio destinado a la planta que se está cultivando, además de absorber agua, luz, nutrientes o demás recursos destinados a la siembra, lo que impide su crecimiento o provoca pérdidas.
Asimismo, su rápida dispersión y reproducción dificultan la tarea de eliminarlas mecánicamente, por lo que se requiere el uso de estos productos. Sin embargo, la cantidad de elecciones puede ser abrumadora, por lo que hay que analizar el tipo de maleza, su ubicación y la mejor estrategia.
¿Cuáles son los tipos de herbicidas?
- Acción. Esto explica sobre qué tipos de plantas actúan.
- Total: acaban con cualquier maleza presente.
- Selectivo: actúan sobre un grupo o especie, sin afectar el cultivo.
- Aplicación. Según su efecto y el área de colocación.
- Residual: se aplican en el suelo para impedir la germinación de nuevos brotes.
- Foliar: se coloca directamente sobre la planta.
- Contacto: destruyen las hojas y tallos sin llegar a la raíz.
- Sistémico: penetran la raíz transportándose por la savia para matarla por completo.
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- Presiembra: esta es colocada sobre el suelo desnudo.
- Postsiembra: se coloca alrededor de las áreas de riesgo una vez realizados los sembradíos.
- Preemergencia: se realiza si el campo ha presentado previas infecciones.
- Postemergencia: son utilizadas para eliminar las malezas que aparezcan.
¿Cómo escoger? ¿Es posible hacer combinaciones?
Cada una de las posibilidades dependerá del tipo de hierbas no deseadas que tengamos o queramos evitar, pero en algunos casos se presentan varias de ellas, por lo que resulta conveniente combinar los efectos o la efectividad.
El problema se encuentra en que si los productos se escogen de manera aleatoria, los efectos pueden disminuir por incompatibilidad física, química o biológica, potenciarse o inclusive resultar nocivos para nuestra cosecha.
La cantidad de formulaciones comerciales existentes y la variación de calidades complican este proceso, y las recomendaciones de los expertos sugieren fijarse en la solubilidad de estos a la hora de mezclarlos, yendo del más soluble al insoluble o viceversa. En el segundo caso, el orden recomendado es:
- Gránulos dispersables
- Bolsas hidrosolubles
- Polvos mojables
- Microencapsulados
- Suspensiones concentradas
- Suspensiones emulsionadas
- Concentrados solubles
- Concentrados emulsionables
Tras mezclarlos cuidadosamente, se debe evaluar la estabilidad de la mezcla. Si se separa inmediatamente o un minuto después, no se debe aplicar, mientras que si pasan 5 o 10 minutos se puede utilizar revolviendo constantemente y, si permanece estable por media hora, es completamente segura de utilizar.