Cada vez son más las personas que se lanzan a la maravillosa y complicada aventura de aprender alemán. Lo más habitual es que se den los primeros pasos en algún centro cercano a casa, pero una vez que se tiene una base es necesario afianzarla y los cursos de alemán en Múnich pueden ser una excelente forma de conseguirlo.
El alemán no es precisamente un idioma sencillo cuando se tiene como lengua materna el español. Vocabulario y gramática son radicalmente distintos, por eso la práctica es fundamental, se puede estudiar durante años en una academia, pero si no se ha hablado lo suficiente será imposible desenvolverse con soltura en una situación cotidiana.
Por ello es tan importante plantearse la posibilidad de realizar algún curso de apoyo en el país en cuestión, es este caso en Alemania. Un curso, ordinario o intensivo, complementará los conocimientos adquiridos hasta el momento y el aprovechamiento será el máximo, no en vano supone un desembolso que cualquiera desearía amortizar.
Clases y algo más
Cuando se viaja al extranjero para afianzar una lengua que se está aprendiendo hay otro aspecto fundamental a tener en cuenta y es el día a día. Acudir a un centro de estudios durante unas horas es perfecto para aprender algo más de vocabulario y para resolver infinidad de dudas gramaticales, pero hay mucho más y es lo que ocurre fuera de las clases.
Solos ante el mundo no queda más remedio que poner en práctica lo aprendido, no sirven ni vergüenzas ni dudas. En la calle será obligatorio hablar aunque no se quiera: para comprar algo, para moverse por la ciudad, para preguntar una dirección.
Al final no es más que un doble aprendizaje, el académico y el de la vida cotidiana. Un curso en Alemania da para mucho más que uno fuera de ella. Quienes lo han hecho pueden confirmarlo, hablar y escuchar dentro y fuera de las clases es fundamental para asimilar correctamente una lengua extranjera. Solo hay que perder el miedo y lanzarse a la aventura.